La cirrosis del hígado puede ser diagnosticada en dos diferentes etapas. Compensada, en la cual el hígado disminuye su capacidad funcional, pero aún así funciona y descompensada, en la cual el hígado no está en capacidad de funcionar. Los pacientes en la etapa descompensada necesitan de transplante de hígado para poder vivir.
No todas las personas portadoras del virus de la hepatitis C sufren de cirrosis; sin embargo, estar infectado con el virus aumenta la probabilidad de desarrollar esta complicación.
Si la infección con el virus es diagnosticada tempranamente, el pronóstico es bastante favorable, especialmente si se comienza tratamiento y la persona adopta unos hábitos de vida saludables. Una persona infectada puede vivir con la infección por muchos anos.
No existe actualmente una cura para la cirrosis del hígado ; sin embargo, existen varios tratamientos que pueden hacer más lento el progreso, reduciendo el daño a las células hepáticas y minimizando la posibilidad de sufrir mayores complicaciones.
Los pacientes deben preguntar a su doctor que tratamientos para la cirrosis y la hepatitis C hay disponibles en cada caso en particular. La idea es evitar el avance de la enfermedad rápidamente, para así mismo evitar la necesidad de un transplante de hígado.